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El hombre, desde el principio de su tiempo, siempre observó el cielo, ese cielo brillante bajo el que se encuentra. Siendo tan curioso, se pregunta sobre el origen de cuanto lo rodea.

La explicación que ha encontrado a través de la historia, está relacionada con infinidad de mitos y leyendas de todas las civilizaciones conocidas, pero, antes de las constelaciones y su relación con el hombre, ¿Cómo comenzó todo?, ¿Cuál fue el principio de todos los principios?

Hesíodo (poeta griego, siglo VIII a.C), cuenta que en el principio sólo existía el Caos, abismo sin fondo, espacio abierto sumido en la oscuridad.

De algún modo que no se explica. De él, nació Gea (la Tierra); el Tártaro, sombrío lugar de las profundidades; Eros (el Amor); el Erebo, vasta extensión de tinieblas; y la Noche.

De la unión de la Noche y las Tinieblas, nacieron el Eter, parte superior de la atmósfera, y el Día.

La Noche, por sí sola, engendró a Tánato (la Muerte), a Hipno (el Sueño), y otras divinidades más, como por ejemplo, las Hespérides o hijas del atardecer, que vivían en la zona más remota del Oeste y eran las guardianas de un árbol poblado de manzanas de oro. También se encuentran entre los hijos de la Noche, las Moiras o Parcas, que son las defensoras del orden cósmico, representadas como hilanderas que rigen con sus hilos los destinos de la vida.

En la mitología griega, tras tremendas luchas cósmicas, Zeus, consigue ser el vencedor y ser así el supremo poder del Olimpo, convirtiendose en el dios de la luz del día, del cielo y de los fenómenos atmosféricos. De infinita sabiduría, detenta un poder sin límites rigiendo los destinos del Universo. El es quien preside la mayoría de los sucesos mitológicos que en abundancia pueblan el cielo, dieron nombre a planetas he infinidad de asteroides.

Pero este entendimiento del cielo que mitológicamente hablando tenemos, comprende a griegos y romanos, más, hay muchas otras historias maravillosas de diferentes civilizaciones, como la china, india, africana, americana, etc., que describen luchas y amores, algunas, se parecen, otras, se entremezclan dándonos un sabor diferente al puramente observacional, cuando levantamos la vista al cielo.

Escorpión entre los pueblos mesopotámicos

El Escorpión, o Scorpius, una de las constelaciones más antiguas y conocidas del cielo, por su belleza y por su forma, tan fácil de identificar, acrecienta su visibilidad cuanto más al sur, ya que se encuentra en las zonas australes de la eclíptica. El conocimiento y origen de esta constelación, se pierde en la oscuridad del tiempo, pertenece al Zodíaco, el cual es posible se debiera a los babilónicos (heredado de los sumerios hasta donde se conoce),se encuentra grabado en un monumento datado en el siglo XII a.C.; Hasta donde se ha podido llegar en el conocimiento del origen de los catasterismos, en las civilizaciones más remotas de las que se tenga conocimiento, dejaran una huella fehaciente de la conformación de los mismos, como en este caso, los babilonios, en su primera época, dejaron sellos cilíndricos (algunos pertenecientes a los sumerios) que representan muchas de las constelaciones clásicas que conocemos hoy en día. Encontramos también entre los famosos Kudurrus (mojones fronterizos que establecían los límites de una propiedad), uno datado entre 1124-1103 a.C, perteneciente al reinado de Nabucodonosor I, en el cual se aprecia en la primera fila, la estrella Ishtar, la media Luna de Sin y el disco solar de Shamash, más abajo, el Escorpión, guardián del inframundo, y si observamos más abajo, nos encontramos nuevamente con la figura del Escorpión, Nusku, que representa al escorpión del lecho conyugal de la diosa Ishkhara, como vemos, su figura, era de gran importancia. En muchas de estas tablillas, se repite la presencia del escorpión.

Esta constelación, pertenecía al llamado "Camino de la Luna" (la eclíptica) ya que en la observación, la Luna (así como el Sol y los planetas) pasan por todas ellas.

Los asirios babilonios clasificaron las estrellas por "caminos", dando fe de que conocían las principales estrellas de las constelaciones que pasaban por su cielo conocido. En la división de los astros en planetas y estrellas fijas, asimilaron los primeros a las cabras salvajes y las segundas a las cabras domesticadas. Con ayuda de la observación y de los cálculos llegaron a establecer tablas de estrellas fijas con indicación de las distancias. En ellas figuraban medidas de tiempo entre el paso de dos estrellas por el meridiano.

El cielo lo dividieron en grandes regiones. La parte central en diagonal sobre el eje norte-sur, era el camino de Anu; por encima pasaba el camino de Enil y por debajo el de Ea. En el primero figuraban 23 estrellas y constelaciones importantes, entre las que se encontraban Sirio, Aldebarán, la Hidra, etc. En el segundo distinguían 33, destacándose Casiopea, Perseo, la Osa Mayor y el planeta Júpiter. Para concluir, en el camino de Ea se contabilizaban 15(algunos autores contabilizan 18) constelaciones, entre las que se encontraban el Escorpión, el Lobo y el Centauro.

Se redactaron las tablillas de Mul-Apin durante el período asirio (883-612 a.C), estas tablillas, cuyo nombre significa Mul= Estrella, Apin= Arado, que dan el nombre a las mismas por ser considerada la primer constelación la así llamada. Estas tablillas contienen un sinnúmero de información astronómica valiosísima, entre la que se encuentran catálogos de estrellas, constelaciones, planetas, calendario solar, etc. El zodíaco o camino de la Luna. El Escorpión, cuyo nombre sumerio era Gir-Tab y se encontraba asociado al dios Ishara En los datos recabados, lo único que no parece concordar, es que aparece La Balanza, o Libra, constelación que sabemos tiene una aparición más tardía y toma su forma de las extraordinarias tenazas del Escorpión, atribuyéndosele la creación de esta última a los romanos, que sacrificaron así las famosas garras que permitían un armonioso balance del Escorpión en la línea de la eclíptica, cosa que ahora no sucede.

En realidad, si seguimos hurgando en el tiempo, nos encontraremos con sorprendentes datos, que nos remontan a orígenes prehistóricos, asociando inclusive a Taurus (el Toro) con las pictografías de las cavernas de Altamira por ejemplo.

Siguiendo con el Escorpión, esta constelación ocupaba una gran zona en principio, diríamos las que ocuparían dos constelaciones, cosa que como sabemos, cuando se le "amputaron" las garras al Escorpión en beneficio de la creación de Libra (la Balanza), este quedó como colgado hacia el sur en la línea de la eclíptica.

Podemos ver su figura también, en el templo dedicado a la diosa Hathor en el techo de Denderah en Egipto, el cual, durante la campaña militar de Napoleón Bonaparte en Egipto a finales de 1799, siendo que el mismo contaba no solo con un muy bien preparado ejército, sino, que en su campaña, iba acompañado de una Comisión de Arte y Ciencia, ya que uno de los cometidos de su empresa, era el de llevar a cabo trabajos de investigación arqueológica, el general Dexais mientras hacía inspecciones en la llamada herradura del Nilo cerca de Denderah, encontró un templo, que primeramente llamó su atención por los capiteles de las columnas, que tenían representaciones de cabezas de mujer con llamativas orejas de las cuales tenían un tamaño enorme que no se correspondía con la figura. En una de las salas del templo, estaban representadas en el techo del mismo, figuras de animales y seres humanos, en el que se podía observar perfectamente los signos de las constelaciones del zodíaco, entre las que claro, se encontraba el Escorpión. Para estudiarlo mejor, se hizo un vaciado en escayola y así trasladarlo y estudiarlo, cosa que tiempo después se hizo en París, este trabajo fue realizado por el astrónomo Jean Baptiste Biot, el que pudo identificar las constelaciones zodiacales helénicas. El templo de Denderah, fue construido durante la época ptolomeica, finalizado en tiempos de Nerón, pero sobre la base de otro templo mucho más antiguo, el estado de las constelaciones podrían coincidir con el 50 a.C., también existiría la posibilidad de que el Zodíaco de Denderah se realizara en el año 30 a. C, aunque sería mucho más antiguo, habiendo sido importado de Mesopotamia. No solo el techo está dedicado a las figuras celestes, sino que todo el templo. No obstante esta datación, una marca en el zodiaco de Denderah indica el polo eclíptico norte que, junto a otros jeroglíficos del borde del disco, indicaría las posiciones de los equinoccios en una época muy anterior a la cual ha sido fechado tentativamente.

Es probable, que esta representación de Denderah, halla sido previamente realizada en papiro. Este hallazgo, sigue siendo hoy tema de profundas discusiones, pero lo cierto es, que nos encontramos con la representación zodiacal más antigua reconocible, a pesar de las diferencias en las figuras representativas de algunos personajes.

Nuestro Escorpión de hoy en día, perdió sus monumentales pinzas como ya comenté, en beneficio de Libra, La Balanza, que aún así, siguieron conservando sus nombres de las Pinzas en tiempos de Hiparco y de Tolomeo. Según Flamarión, el sacerdote egipcio Manetón, siglo III a.C, anunció que los sacerdotes habían transformado las pinzas de esta constelación en los dos platos de la Balanza, confirmación que tenemos a través de los nombres de sus estrellas Alfa y Beta, de origen árabe, ya que la Alfa se denomina Zuben-el-Genubi, llamada la pinza austral, también llamada Kiffa Australis, que significa el plato austral de la balanza, que es una mezcla de árabe y latín; la estrella Beta, ostenta el nombre de Zuben-Eschamali, que significa pinza boreal, y también el de Kiffa Borealis. Otras estrellas que también tienen nombre propio, están relacionadas de la misma manera con el nombre de "las pinzas" del Escorpión.

Su estrella principal, Alfa Scorpii, se conoce por su nombre de Antares, llamada así por su color rojo oscuro, significa "Anti-Ares", o sea, rival de Marte, el planeta rojo, ella representa el corazón del Escorpión, y hasta parece latir como si lo fuera, pues la magnitud aparente de esta gigante roja varía entre +0,9 y +1,2 en unos 5 años, además de lo cual, es una doble, tiene una compañera azul de magnitud 5.46, que está muy cerca, a sólo 3" y es algo difícil de resolver.

Las estrellas de la cola del Escorpión, quedan a unos 20° por debajo de la línea de la eclíptica, así es que la figura se ve como descentrada, muy caída hacia nuestro Hemisferio Sur, pero si le repusiéramos las pinzas perdidas, la figura se vería maravillosamente gigantesca y armoniosamente repartida sobre la eclíptica.

Aparentemente, el escorpión que vemos en los grabados de los kudurrus de origen casita, representan el escorpión de la diosa Ishara (o Ishkhara). Tanto el origen como la función que cumplía esta deidad, está algo confuso, ya que tradicionalmente se la asimiló con Ishtar (Inanna para los sumerios), la diosa del amor y de la guerra semita cuyo culto alcanzó una fama impresionante en todo el Oriente Próximo. Considerada como la diosa guardiana de las promesas así como del amor, y los juramentos matrimoniales.

En la Epopeya de Gilgamesh (2000 a.C.) ya se menciona a los Hombres-Escorpión que eran quienes custodiaban los montes por los que salía el Sol. No obstante esto, en las consideraciones históricas, el Escorpión del zodíaco de orígenes presuntamente sumerios, representan a la diosa Ishkahra por toda la información que repetitivamente se ha encontrado grabada en kudurrus, etc.

Si nos adentramos en la historia de Egipto, podemos encontrarnos con la relación de la siguiente historia. Atraído por el oro de los nubios, un rey del sur de Egipto en el cual se veneraba a As-Ar, invade el norte, donde el dios supremo era Seth. Los habitantes del norte se opusieron encarnizadamente a esta subyugación, no obstante, los sureños adoradores de As-Ar, triunfan sobre los norteños seguidores de Seth, es así como el bien queda representado por As-Ar, quedando Seth, relegado a representar el mal, así, sometidos por el Bajo Egipto, los reyes del Alto Egipto huyeron a Abydos. Cerca de un milenio posterior al sometimiento, quien reinaba en Abydos, condujo una gesta liberadora del avasallamiento del Norte hacia el Sur, esta campaña fue exitosa, pero el nuevo vencedor, tomó una actitud totalmente contraria a la venganza, unió de esta manera todo Egipto bajo su corona, así se funda la primer Dinastía de Egipto Clásico, este faraón, fue Nar-Mer (Menes) reconocido como el Rey Escorpión, figurando como el primer faraón nacido de esta unificación. Esta historia, nada tiene que ver con la famosa representación de Zodíaco en el techo de Denderah, ya que se considera éste, muy posterior al hecho que se relata sobre los reinos egipcios y el Rey Escorpión, y cuando se dice muy posterior, hablo del cambio de significación de algunas de las figuras, que aparentemente ya en este caso, tienen un influencia greco-romana, y a fuerza de parecer repetitiva, la aparición de la balanza símbolo de Libra en este último zodíaco, es fundamental para identificarlo con posteriores arreglos del zodíaco.

El Escorpión en Mesoamérica

Lamentablemente, durante la conquista de América, muchos de los valiosos informes fueron destruidos, por considerárselos paganos. Es así, que la poca información que se puede obtener, es gracias a unos documentos que se han conservado los cuales hablan de los temas astronómicos, pero los escritos que proceden de la época posterior a la conquista, tienen los prejuicios que ocasionaba este choque de culturas, habiendo quedado vedado tal vez para siempre, un conocimiento riquísimo en materia astronómica que poseían estos pueblos.

La constelación que hoy conocemos como el Escorpión, era para los aztecas Colotl Ixayac, para los mayas, Zinaan Ek.

Entre las constelaciones americanas, es posible que existiera una franja zodiacal, no está totalmente develado esto, pues la información que puede extraerse tanto de los monumentos construidos como de los códices, no dejan totalmente aclarado este tema.

En el Códice de París, el cual corresponde a uno de los cuatro originales, se encuentran animales que representarían las figuras zodiacales, ellas son contando de derecha a izquierda como era costumbre, un buitre, una serpiente, un pajarito, una calavera, un pecarí, una serpiente de cascabel, una tortuga, un escorpión, una rana y un venado. También en Chichén Itzá, se encuentran esculpidas en piedra sobre una pared en el llamado "Convento de las Monjas", la tortuga, el escorpión y la serpiente.

Los Incas y la Llama

Para los Incas esta constelación llamada la Llama, estaba constituida por la región oscura que está entre la Cruz del Sur y el Escorpión, de cuya cola tomaban las estrellas que también componían este fantástico animal, los ojos, eran Alpha y Beta del Centauro. Allí veían una llama amamantando a su cría.

Las estrellas que componen el Escorpión en la mitología sudamericana

Como fuimos viendo hasta ahora, en las diferentes culturas, se mantenía la figura del escorpión en el cielo, pues como tal la identificaban la mayoría de los pueblos, salvo los polinesios, que como digo, la veían como a un anzuelo, no obstante esto, seguía la similitud de su forma guardando una relación de figura parecida a la de el arácnido.

En las culturas que componían el Litoral, Mesopotamia y Gran Chaco, esta figura, pasa a componer parte de otras, o a tomar solo parte de sus estrellas para describir tal o cual leyenda mitológica a la cual iba ligada la misma.